De PLayboy a Playmobil

Existen personas que cambian a lo largo de su vida, existen cambios drásticos, dramáticos, meticulosos, silenciosos y por supuesto económicos.El relato de vida que hoy nos invade no escapa a estas realidades.El señor Pablo Hakan Sas, mas conocido como el Turco no fue hacedor de su aspecto actual desde siempre.A simple vista parecería ser un muchacho de barrio, hombre de una sola mujer u hombre, según lo amerite el caso, callado, hasta que se toma dos cervezas y empieza a hablar boludeses, uno ve al Turco y dice "este es un hombre de Olé bajo el brazo"
A los 14 años Pablito se quedó huérfano de padre, ya que su madre lo había abandonado a los cuatro meses de vida.
Pero la curiosidad es que el pequeño heredaría una cadena muy conocido de cabarets, el imperio libidinoso se llamaba "A comerla".Así es como Pablo Hakan Sas a los 16 años, pleno 1978, se convierte en un hombre de la noche, muy influenciado por Daniel Vitar, un supuesto primo lejano, que se había acercado a él dos días después del fallecimiento de su padre.El Turco era un adicto sexual, teniendo relaciones con dos o tres mujeres diferentes los lunes, martes y miércoles, los jueves con hombres peludos y panzones, los viernes con travestis, los sábados con animales (perros, gatos, ardillas, etc.) y los domingos jugaba canasta con los ancianos del centro de jubilados "el amanecer", y a algún que otro viejito se lo movía en el baño.Hasta que un día conoció a Cecilia, una chica que trabajaba de canillita, muy bonita y graciosa, corría el año 1988, la invitó a salir, pero la chica le dijo que no de manera rotunda.Hizo lo imposible para conseguir una cita; bombones, flores, joyas, mensajes en el aire, leones circenses, hizo casi todo lo que se encontraba a su alcance.Una tarde de verano, salió de su casa y se dirigió sin pensarlo al kiosco de diarios la miró y le dijo:
_¿Qué tengo que hacer para que aceptes salir conmigo?

Y ella contestó;

_¿Harías lo que fuera?

_Sí_ dijo Pablo.

_Dejá la vida nocturna, dejá las mujeres, las ardillas, los abuelos, dejá todo por mi

Y el turco con un brillo mágico en los ojos respondió:

_¡¡¡¡Ni loco!!!!

Se dio media vuelta y se fue al centro de jubilados ya que era día de canasta.Veinte años después este extraño personaje vendió la cadena por varios millones volvió al kiosco de diarios después de muchísimo tiempo y preguntó por Cecilia, la pregunta fue contestada por una chica de unos 18 años.

_Es mi mamá, pero en este momento no se encuentra, ¿lo puedo ayudar en algo?

_Sí, aceptando mi invitación para ir a tomar una taza de café_Contestó el ex playboy.
La chica sonrío, cerró el kiosco, tomó su mano y le dijo:

_Vamos, Viejo Lobo de mar.

El turco dejó los vicios, y por medio de su primo lejano llegó al fulbo de los viernes, hoy hace varios meses que tiene un noviazgo con la kiosquera, aunque algunas tardes en el barrio de Montserrat se escuchan los gritos de algún anciano, o de algún extraño animal de bosque.