Entrada número 100 // Biografía de Walter López

Entrada número 100, que mejor manera de empezar un nuevo campeonato, que con una biografía y más aun si esta es justamente la publicación número 100 del blog.
Muchas veces me han parado por los pasillos del Joaquín, rogándome que no de a develar la vida oculta de un personaje que se encuentra desaparecido tanto por el viejo edificio de la calle Rivadavia, como también del verde césped del Gustavo Costas.
He callado durante mucho tiempo, luego de tener problemas judiciales y mafiosos por dar a conocer las verdaderas historias que existen debajo de las máscaras que disfrazan a los integrantes del fulbo de los viernes.
Pero hoy señoras y señores, ese silencio se rompió, y los desafío a todos los Cucuruchos y Chochis que existan en el mundo a encontrarme y a pasar sobre mi, porque pueden matarme a mi pero las ideas no se matan.
La historia que leerán a continuación, es una de las mas extrañas y oscuras que existen dentro de las paredes del Joaquín.
Al ingresar yo, en el año 2007 al Instituto, empecé a relacionarme con varias personas, entre las cuales estaba un tal Walter, un tipo de contextura delgada, remera del Che Guevara, y una adicción increible de abrazar y enamorarse de cualquier mujer que pase a su lado.
Otra particularidad de Walter era la de decir lo buen jugador de futbol que era, contando historias raras, todos deben recordar la del día que Passarella le dijo que no iba a jugar en River porque ese año no pensaban jugar con las inferiores, sino que querían comprar figuras de afuera. Pero si existía una virtud que tenía este "Facha Martel" era la de ser una gran persona.
Pero un día, de la noche a la mañana, el flaquito escualido desapareció. Todos se preguntaron que había pasado, pero nadie sabía nada, entonces fue en ese momento cuando revisando viejas biografías, me di cuenta que en varias sin importar la época, aparecía un tal Walter López, existían dos posibilidades, la primera; la que eligen los crédulos y cobardes llamada coincidencia, y la segunda, la opción que yo y mi equipo de detectives históricos tomamos, el misterio.
Sabiendo las trabas que me pondría el enano Gabriel Mestrovic, uno de los personajes mitológicos mas malditos y feos del fulbodelosviernes, me escapé el 2 de agosto a las 3 am en el último tren hacia las tierras del oeste, mas precisamente hacia Ferrari.
El viaje fue extraño, demasiado para mi gusto, sabía que algo no andaba bien, en la tercer estación yendo desde once, sube un vendedor ambulante, éste me ofrece unas pastillas de menta, las rechacé, debido que la marca no me convencía W.L, jamás la había escuchado, cuando se las estoy por devolver, el extraño vendedor se niega y me dice:
-huye, vete, tu no quieres saber lo que pasa en ese lugar, hazme caso, toma tus cosas y pega la vuelta.
-jamás lo pude comprender, por lo menos durante el viaje.Le pagué, guardé la golosina y seguí sin darle demasiada importancia al hecho.
Ese mismo día, llegué a la estación Ferrari, miro el reloj y eran las 3 am, horrorizado bajo del tren, ya que ese era el horario en el cual lo había tomado, voy corriendo hacia un diariero que había en la estación, me acerco y le pregunto:
-Buen hombre, podría usted decirme que hora es.-Sí, maestro, son las 5 am.
-Imposible-retruco de manera inalterable-mi reloj marcan las 3 am
-Buenos fiera, se te habrá parado el relos.
Que imbecil, pensé yo, estaba tan asustado por toda esta aventura, que no me entraba en la cabeza la simple posibilidad de que se me haya roto el reloj.
Por las conversaciones que había tenido con Walter, antes de su desaparición, sabía que trabajaba de vendedor de tortillas en la misma estación en la que me había bajado.
Usando la lógica, empecé a preguntar a los trabajadores del lugar. Me acerco a una anciana pequeña que vendía pendrives en la estación, y le pregunto:
-Señora, sabe usted sobre el paradero de Walter López, el vendedor de Tortillas.
La señora no me contesta, reformulo la pregunta y le digo:
-Señora, me podría decir por favor si sabe algo con respecto a esta persona, mostrandole la única foto que tenía en mis manos. La señora no me responde.
-Señora ¿sabe o no sabe?
La vendedora levanta la vista y me dice:
-Soy el enano Gabriel y si no te vas en este momento la vas a pasar muy…No le di tiempo a finalizar la oración, le di un puñetazo con mi mano derecha, al ver esto un policía que andaba por el lugar me toma por atrás y me dice:
-Te haces el malo con la vieja, gil.
Me esposa y me lleva al patrullero, por la ventanilla del mismo lo veo al maldito enano, riéndose de mi, nunca en mi vida había visto a la derrota tan de cerca ni a Gabriel. Llego a la comisaría, me meten en el calabozo junto con otro preso, se me presenta:
-hola, soy Wilson Lucero, casualidad o misterio, nuevamente esa pregunta rondaba en mi cabeza. Wilson, tenía las mismas iniciales que mis pastillas y que Walter López, la esperanza volvía a resurgir. Wilson me mira y me dice:
- Busca en tu bolsillo las pastillas y ábrelas
- No tengo hambre-le contesto
- dale que me quiero ir – me responde el fantasma un tanto ofuscado. Busco en mi bolsillo, tomo las pastillas, las abro y dentro del paquetito había un papel, me sonrío, lo miro y le digo:
- jejejeje, fantasma fumónWilson, completamente enojado me encaja un golpe en la nuca y me dice que lea lo que había en el papel. Zabaleta 215, leo en voz alta. Al levantar la mirada, observo que en el calabozo me encontraba solo, ya tenía la dirección ahora sólo bastaba salir.
Continuará…